Provincia del Sgdo. Corazón, Zumárraga
Taller: La Nueva Humanidad
Un grupo numeroso de hermanas y laicas hemos concluido el taller (curso 2017-2018), orientado por nuestra hermana Mercedes Navarro, celebrado en Egino y distribuido en varias sesiones. La conclusión del taller, sin embargo, no es la del aprendizaje, que continúa indefinidamente. Resumimos brevemente el tema.
El concepto de Nueva Humanidad condensa aspectos antropológicos, especialmente valorados hoy en nuestro mundo cambiante y abierto a líneas de futuro, aspectos teológicos, debido a que Jesús inaugura la Humanidad Nueva y aspectos sociológicos. En cada fase del estudio hemos abordado diferentes aspectos que, después de haber estudiado y profundizado individual y comunitariamente, hemos compartido y debatido en cada encuentro.
Sesión 1. La frase condensada de nuestras Constituciones “Nueva Humanidad” presupone una determinada idea de lo humano y, Mercedes nos ha animado a abrir nuestro horizonte de conocimiento para sintonizar con esta aspiración compartida en nuestro ancho contexto global. Nosotras, mercedarias de la caridad, nos preguntamos ¿qué es lo humano?
Primero, revisamos algunas preguntas y respuestas actuales sobre lo humano, con sus posibilidades y sus riesgos. Hablamos de la diversidad, de los intentos por borrar ciertas fronteras y, a la par, por crear y mantener otras, como las biotecnológicas, la limpieza étnica, la económica, etc. Concluimos con una actitud de expectativa crítica. Expectativa, porque no sabemos casi nada de lo que se hace, de los nuevos experimentos, de cómo irá la robótica, etc., pero también crítica, pues todo necesita un análisis sereno y una perspectiva ética. La Nueva Humanidad a la que hoy se aspira, y de la que tenemos información que absorbemos sin apenas darnos cuenta, es un tanto confusa y polivalente, con sus luces y sombras, y ante ella podemos sentir una parte de orgullo (avances increíbles en la medicina y la comunicación) y otra parte de temor, con frecuencia fundado.
Sesión 2. Esta mirada general, compleja y contextual sobre lo humano nos pide volver sobre las claves humanas y humanistas con las que elegimos interpretar nuestra vida, entre las que destaca el fundamento bíblico. Nos acercamos a la Biblia en el AT, comenzando por el primer relato de la creación, donde vemos al ser humano, según el texto, creado por Elohîm igual y diverso a la vez, abierto a la realización y la evolución. Continuamos con algunas figuras emblemáticas para nuestra fe: Abrahán y José, del Génesis y Moisés del Éxodo, detectando sus luces y sombras. Descubrimos que son personajes en los que nos inspiramos porque son complejos, llenos de contradicciones y en muchos aspectos semejantes a nosotras, buscadores de Dios a tientas, a través de sus intentos de “ser imagen de Dios”, el cual no los eligió ni porque fueran ideales ni porque quisiera hacer de ellos personajes perfectos e inalcanzables, sino porque fueron amados por Él y se levantaron tantas veces como cayeron. Seres complejos que pueden ayudarnos a entendernos en lo básico humano y seres abiertos sobre cuyas huellas debemos continuar. La Nueva Humanidad, a partir de ellos, se resume en avanzar allí donde ellos lo dejaron.
Sesión 3. Del AT pasamos directamente al programa de Jesús, o el Reino, Proyecto divino, pues la Nueva Humanidad remite a Él, como paradigma de Humanidad Nueva. Jesús asume nuestra realidad humana en todas sus dimensiones, centrándonos en el evangelio de Marcos. Para ello miramos el Reino como una metáfora raíz, que condensa la propuesta de la Nueva Humanidad, un Proyecto divino esbozado y encarnado en Jesús, pero abierto e inacabable en su realización, tanto en el nivel individual, como en el comunitario, social, eclesial. Nos preguntamos cómo seguir realizando la propuesta evangélica de la Nueva Humanidad como mercedarias de la caridad, cómo evangelizar en una sociedad tan compleja y llena de propuestas sobre lo humano, como vimos en la primera sesión. Y nos damos cuenta de que necesitamos continuar el trabajo continuo de deconstrucción y reconstrucción, en el que los gestos tienen una fuerza quizás mayor que ciertas palabras desgastadas. Vemos la experiencia del carisma en esta perspectiva, recreándolo, porque si no lo encarnamos deja de ser carisma real. Cada una vive singularmente el carisma fundacional heredado, recibido por el P. Zegrí y por tantas y tantas hermanas que bebieron de él y lo encarnaron. Yo soy un eslabón en esta cadena.