Misión de la frontera en "Porto Esperidião".
Participaron la hermana Modesta (juniora) y la postulante Janaína.
La experiencia de misión en Mato Grosso en la frontera fue muy buena y también desafiante. Allí encontramos rostros sufridos y felices. Encontramos nuestro carisma vivo en medio del pueblo y sus realidades.
Acogimos la invitación de las Hermanas Franciscanas de Nuestra Señora Aparecida para esta misión, fue una gran alegría trabajar juntas, y una experiencia muy buena de fraternidad e intercongregacionalidad. Valoramos que buscamos todas la misma finalidad: el Reino de Dios para el bien de los más necesitados.
En estos días de misión fue muy valiosa la experiencia de encuentro cercano con el pueblo, percibimos una gran necesidad de escucha y acogida, a la vez grandes deseos de compartir desde lo sencillo. Agradecemos su apertura de corazón, su confianza, hospitalidad y capacidad de generosidad para compartir lo poco que tienen con los demás.
Nos sentimos llamadas y urgidas a enjugar las lágrimas, como pide nuestro fundador. Muchos han compartido sus sufrimientos y enfermedades, constatamos que es un pueblo muy sufrido y luchador y valoramos su confianza en Dios y su fe fuerte y contante. En medio del sufrimiento viven la gran alegría de sentirse hijos de Dios.
Agradecemos este espacio de misión que fortalece nuestra fidelidad al proyecto de Dios de ser Merced de Dios para el mundo.