Fiesta de nuestra Patrona y convivencia penitenciaria.

El pasado domingo, 25 de septiembre, la Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria ha celebrado la XX Convivencia de Pastoral Penitenciaria, con una asistencia cercana al centenar de personas entre voluntarios de esta Delegación y de Cáritas, Proyecto Rajab, internos, funcionarios, familiares de internos y simpatizantes. En estas reuniones anuales no se presentan ponencias, ni temas o debates sobre los que discutir… Sólo nos reunimos para CONVIVIR, compartir las riquezas de nuestras vidas los que de una u otra forma estamos relacionados con la población penitenciaria.

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Tras la entrega y presentación de las carpetas con la documentación, el Delegado comenzó la Oración, abriéndonos como una ventana a las cruces que se viven en el mundo de la Prisión y los sentimientos que estas provocan en los internos. El conocimiento de esta realidad, no noticiable, nos invitaba a trabajar para que el mundo penitenciario sea más humano, más cristiano, en definitiva, mejor.

 Terminada la Oración, los asistentes cada uno se fue presentando, contando un breve retazo de su vida; las presentaciones quedaron interrumpidas por la llegada del VICARIO GENERAL. También él hizo, con su característica sencillez, su propia presentación, haciendo un recorrido desde que era monaguillo, pasando por su primera comunión, la confirmación, la llegada al seminario.

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Después comentó la cita evangélica de que “los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”, como un ejemplo de la misericordia de Dios que, al igual que su Iglesia, quiere más al que más lo necesita. Por eso él nos hacía esta visita con amor.

Terminó agradeciendo, en nombre del Señor, la entrega de los equipos de Pastoral Penitenciaria y de Cáritas al servicio de los encarcelados. Sois el Cuerpo y la actuación de Cristo, nos dijo, y junto a Él construís el Reino de Dios aquí en la tierra.

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 Esto es lo que se experimentó en la Convivencia, estábamos haciendo realidad el Reino. No había distinciones entre nosotros, todos compartíamos la oración, la comida, el baile, los sentimientos; reclusos y administradores de justicia, funcionarios y familiares de internos, quienes pasaron por la prisión y ya estaban en libertad, católicos y musulmanes y evangélicos, jóvenes y mayores… todos un solo cuerpo en Cristo, un adelanto del Reino.

A continuación se celebró la Eucaristía. Terminada ésta, vino el almuerzo y para “rebajar” la comida los juegos, bailes…

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 Reanudada la convivencia, se dio lectura a las distintas cartas de adhesiones recibidas de diversas comunidades contemplativas y de amigos; seguimos contándonos testimonios de gestos concretos de amor que hemos presenciado entre internos, voluntarios, funcionarios, familiares… para concluir que el amor también se vive dentro de las rejas de la cárcel, y descubrir que ese amor gratuito nos viene de Dios. Como decía el lema de esta CONVIVENCIA, “el AMOR Y MISERICORDIA  de Dios ha sido derramado en nuestros corazones”, nosotros, los que pisamos frecuentemente la cárcel, somos testigos de que ese AMOR se ha derramado en verdad y está actuando, no sólo en quienes nos hacemos presentes en nombre de la Iglesia, sino también, más allá de nosotros, en los que cumplen condena, en los funcionarios del Centro, en sus familiares y amigos. Este momento lo terminamos dando gracias a Dios, porque “así le parecido bien”.

          Recuerdo, el pasado septiembre, en el que pasé uno de los días más bonitos de mi vida, junto a muchos de ustedes que pasan por la cárcel, dedicando su tiempo y descanso para estar con nosotros. GRACIAS.

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          Disfrutamos mucho con personas que conocíamos y otras que tuvimos el gusto de conocer. Mi reconocimiento a cada uno de ellos por el arropamiento y calor humano cariñoso y sincero.

          Nos hicisteis pasar un día entrañable. Hubo momentos de alguna que otra lágrima que recogíamos con la mirada y nos emocionaba, Hubo risa hasta la saciedad y complicidad. Jugamos, bailamos, comimos y lo más importante hubo mucho cariño.

          Ese día tan veraniego y tan bonito, no hubiese sido perfecto sin ese jardín tan hermoso, formado por todos ustedes, Pastoral Penitenciaria, Caritas y nuestro querido Vicario general.