Muy pocas veces en la vida común, la historia nos ofrece oportunidades así: cumpleaños de un siglo + bodas de diamante. Pues sí, nuestra hermana Felisa Iturralde hoy día 29 de julio del 2019, festividad de santa Martha, ha cumplido 100 años y 75 de Consagración Religiosa.
La comunidad de la Residencia, familiares, personal de la casa, vecinos y amigos, hemos homenajeado a esta hermana que con un simple bastón de apoyo, ha sido capaz de leer preciosamente su renovación de votos al celebrar, junto al Siglo de vida cronológica, sus Bodas de Diamante como Mercedaria de la Caridad. Tampoco han faltado ricos manjares, fotos, música, canciones y bonita ambientación. Un hurra por nuestra hermana Felisa.
Cien años vividos con intensidad como testigo de muchos aconteceres congregacionales, eclesiales y sociales... cien años que dan para muchas historias de todos los colores y sabores.
Nuestro capellán don José Manuel Iparraguirre, religioso claretiano, ha sabido llenar de un gran sentido este tiempo vivido desde la dimensión orante y activa de nuestra vida. Desde la Palabra de Dios hoy, partiendo de las hermanas Marta y María con su hermano Lázaro nos ha recordado esta doble cara de nuestra medalla mercedaria: la necesidad del SER y del HACER ya que nacimos de un momento fuerte de contemplación del Padre Zegrí que auscultaba las necesidades del mundo en que vivía.
Al ser nuestra comunidad Residencia de HH. Mayores, la nota dominante de muchos años es de capital importancia ya que las de los 70 y 80 años, entramos en el gremio de las más jóvenes y llegar a los 100 años con la memoria y la capacidad orgánica de ella... es algo a agradecer y disfrutarlo en medio de las normales limitaciones físicas e intelectuales.
Una vez más nos unimos en esta acción de gracias por el don de su existencia y todos los presentes pedimos al Dios que nos convoca como comunidad de vida, el SABER ENVEJECER JUNTAS con paz, armonía y profunda certeza de que es el Padre Dios el que sigue escribiendo nuestro libro de ruta, de modo especial hoy, el de nuestra hermana Felisa.
Que Dios te bendiga, Felisa, que nuestra Madre de la Merced, llene los muchos días de tu vida de profunda certeza porque al FINAL DEL CAMINO SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE ESPERA: Dios, el mismo Padre Dios que te llamó a su servicio como Mercedaria de la Caridad con un gozoso y bonito carisma de liberación y amor hasta el final de tus días. Sé feliz el tiempo que te quede junto a nosotras y llévanos en tu corazón que en el nuestro te llevaremos nosotras.
Comunidad de la Residencia de Vitoria - Alava