Encuentro hermanas superioras y consejo provincial
Provincia Sgdo. Corazón de Jesús ( Zumárraga)
“COMO UN NIÑO EN BRAZOS DE SU MADRE.” LA ORACIÓN EN LOS EVANGELIOS
El día amanece radiante pero con un calor sofocante, aunque el aire se deja sentir con suavidad y lo recibimos como caricia. Agradecemos a Dios la posibilidad de encuentro y de profundizar en la experiencia de oración de Jesús desde los sinópticos. Siendo el ponente José Antonio Badiola, sacerdote y decano de la facultad de teología de Vitoria.
El tema desde la "PALABRA" lo presenta de forma profunda y clara, articulando vocabulario, términos, textos de la Palabra y reflexión comentada.
Comienza con la oración de Jesús en Getsemaní: Jesús entra en oración con el miedo humano al sufrimiento y a la muerte (cf. Mt 26,37-38); sale de ella con la decisión valiente de afrontar lo que viene con la gallardía del mejor heraldo (cf. Mt 26,45-46). La oración, por tanto, crea la condición de posibilidad para que la voluntad de Dios en la vida del creyente sea discernida, asumida, aceptada y actuada.
Desde el foco de Getsemaní se ilumina todo lo concerniente a la oración en cada uno de los sinópticos.
Marcos aprovecha la ocasión para situar a Jesús orando en los escenarios bíblicos de la epopeya liberadora de Dios (la montaña y el desierto), como si gracias a la oración pudieran hacerse presentes de nuevo los trazos salvadores de la soberanía de Dios: pan, salud, paz interior. Y Jesús, en una tour de force impresionante, coloca la oración como puente que conduce al abandono confiado en Dios y al perdón generoso ofrecido a los demás.
Mateo que presenta al Jesús más maestro de todos, aprovecha para hacer de la oración una lección discipular. Y pone en paralelo la oración de Jesús en Getsemaní con la oración de los discípulos en el Sermón de la Montaña. El gran don inmerecido de entrar en cuentas con un Dios, Padre bueno y providente, con entrañas de Madre, del que todo bueno podemos esperar. La oración es, entonces, criterio de verificación del discipulado y de una verdadera experiencia fontal del Padre que mueve al abandono confiado en sus brazos y al compromiso amoroso por los hermanos.
Lucas en cambio, prefiere seguir mostrando a Jesús en oración. Lo hace en muchas ocasiones y en momentos en que sus colegas evangelistas nada dicen de ello. Pero Jesús en Lc ora mucho. Sin duda de esa relación profunda y largamente sostenida con Dios puede surgir todo su compromiso liberador y salvador, puede asumirse el estilo y la misión que Jesús asume en la sinagoga de Nazaret como pórtico a toda su misión.
Sin duda es la parábola del fariseo y el publicano la que mejor expresa la recóndita ambigüedad del término oración y la que mejor alerta de la purificación de intenciones que debemos realizar al acercarnos a Dios, en su cercanía de Padre y en su misterio Celestial. San Agustín, en sus Confesiones, afirma: “Óptimo servidor tuyo es el que no atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti escuchare”. Parafraseando esa deliciosa pirueta espiritual podríamos afirmar que un óptimo orante es el que no pide que Dios haga lo que el orante quiere, sino que quiera lo que Dios hace. Así lo vivió Jesús, el Señor. Así nos lo trasmiten los evangelios.
Siendo las 18:00h de la tarde, agradeciendo el día tan completo y denso que hemos compartido, vivido, celebrado cuyo centro ha sido la Eucaristía, con el corazón agradecido damos las gracias y después de un refresco regresamos a nuestras comunidades para celebrar mañana la fiesta del Sagrado Corazón, titular de nuestra provincia, queriendo trasmitir a todas nuestras hermanas en la comunidades la experiencia vivida.