FORMACIÓN PERMANENTE: PROVINCIA “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”
ZUMÁRRAGA
Los dos encuentros de formación en nuestra provincia “Sagrado Corazón de Jesús” - Zumárraga, con el mismo tema, han posibilitado la asistencia de un mayor número de hermanas, no son un “reality” de concursos de cocina, tan actual en nuestra sociedad y que se emiten en distintas cadenas televisivas, !no! son encuentros formativos para las hermanas convocadas por el Equipo Provincial que quieren ser fieles al programa elaborado para esta etapa, según los criterios del “XXI Capitulo General, Asamblea Provincial y P. Comunitario” y que no dejan de tener su encanto, actualidad y deseos de ser fieles al seguimiento de Jesucristo, con la dinámica cambiante de nuestra edad !la que tenemos! y en nuestro momento personal, como creyentes y mercedarias de la caridad.
Así tuvimos la suerte de acoger en un ambiente sencillo y sereno, la ponencia que Mons. Juan Mª Uriarte nos ofrecía con cariño, como un servicio estimulante para nosotras, en esta fase de la vida, con el tema “Envejecer en la Vida Consagrada oportunidad y recursos”, desarrollando en dos charlas, una por la mañana “La Senescencia” y por la tarde La Senectud, planteamientos orientados desde la Psicología, Teología y la vida misma de cada día, con una dinámica expositiva, pequeños grupos y puesta en común.
En el centro del día la celebración de la Eucaristía, pausada, serena, entrañable, comprometida, compartida y al comienzo de la tarde, el recuerdo especial a Nª Sª Madre de la Mercedes, acto mariano suplicando “Madre, enséñanos de tu amor y cercanía, hacia nuestros hermanos refugiados, emigrantes y a cuantos nos rodean”.
En la charla de la mañana, Mons. Juan Mª Uriarte, nos plantea la etapa o fase de los 65 a los 75. con sus rasgos físicos y psíquicos de esta edad: regresiones biológicas, decadencias sensibles, falta de memoria, disminución de fantasías y más cuestiones..Caracteres de la senescencia en la vida religiosa con despojos progresivos, cierta fatiga general, una nueva forma de soledad, las tentaciones !no fatalidades!, retener, rigidez, un cierto mecanismo, la tristeza, destacando algunos casos más delicados y a la vez constatando los recursos para afrontar con esperanza y sabiduría el tesoro en tarea para aprender a envejecer con sosiego, tolerancia del corazón y de la mente, desprendiéndonos desde una experiencia pacífica del servicio “inútil” y aprendiendo a vivir todos estos sentimientos, afectos, posibilidades, desgarros, oportunidades, llamadas, tentaciones, despojos... con la sabiduría de la ternura para madurar y asumir “el paso del tiempo” en nuestra vida desde nuestra espiritualidad, carisma y caridad redentora, plena de confianza en el Dios de la misericordia y la compasión.
Por la tarde, despejadas y con ánimo, abordamos otra fase, de los 75 a los 85. y más, con el tema de “La senectud” constatando la imagen social decadente y penosa de desmoronamiento que la sociedad nos presenta, de la senectud, así como también hay corrientes que detectan más la maduración de la persona y sus planteamientos renovados, subrayando una escala de valores más de acuerdo con las personas que viven afrontando las crisis de identidad, autonomía y pertenencia con esperanza, a la vez que señalan la importancia de acompañar las diferentes situaciones que son generadas por el “tedio” y las consecuencias que produce en la persona, como vacio y tristeza, haciendo que “los días sean largos y los años pasen con rapidez, amortajando esperanzas y por eso hay que procurar acompañar, aliviar, dando sentido desde una espiritualidad fuerte, desde la fe en Jesucristo Muerto y Resucitado.
En la Vida Religiosa y como mercedarias de la caridad, tenemos una tarea importante a cultivar nuestra propia espiritualidad con efectos saludables que produzca valioso potencial “soy y valgo” porque una auténtica espiritualidad es una inyección vital que estimula, motiva, y genera “el arco de la vida” con una confianza necesaria para abrirnos y reconciliarnos con el pasado, asumiendo el presente y abriéndonos al futuro, colocando en el corazón la esperanza en Dios y entregando “el resto” que es lo más nuestro de la misión en otras manos.
El carisma, no nos pertenece, recibir y entregar cada día en manos de los que nos siguen, es la suprema manera de decir “ yo pertenezco al Carisma” y esto nos incluye, qué es distinto de excluirnos, y así poder decir “seremos lozanas y frondosas en la vejez” dedicándonos especialmente a la oración dándole un lugar destacado e importante en nuestro tiempo y nuestra vida, como un servicio a la Iglesia, a la Congregación, a la comunidad y a la misión para Bien de la Humanidad sufriente.
Así al finalizar el día oramos con confianza:
- Recibe nuestros miedos y transfórmalos en confianza,
- Recibe nuestro silencios y transfórmalo en adoración,
- Recibe nuestras tentaciones y transfórmalas en intimidad
- Recibe nuestras crisis y transfórmalas en madurez,
- Recibe nuestras lágrimas y transfórmalas en plegarias,
- Recibe nuestros desánimos y transfórmalos en fe,
- Recibe nuestra soledad y transfórmala en contemplación,
- Recibe nuestra amargura y transfórmala en paz del alma,
- Recibe nuestra muerte y transfórmala en Resurrección...
Un entrañable agradecimiento con un sonoro aplauso dio por finalizado el encuentro de formación en Zumárraga y en Vitoria, nosotras agradecemos a Mons. Juan Mª Uriarte, a las comunidades de la Casa de Espiritualidad-Zumárraga; a la comunidad del Colegio y Residencia de Vitoria, por la acogida, interés y gratuidad.
Nos sentimos a gusto, en todos los sentidos y al encontrarnos con las hermanas de otras comunidades nos alegramos por el cariño, alegría, comunicación, afecto y comunión compartida de ser mercedarias de la caridad en la Iglesia para bien de todos. Eskerrikasko!, ¡Muchas Gracias!!AGUR!
Zumárraga 24-Enero 2016